Thursday, April 22, 2010

E L Á R B O L


Hermosillo, Sonora, México; 21 de abril del año 2010.




Soñé que me decían que existía un niño que vivía en uno de los árboles de mi casa, que estaba solo, que quería jugar, pero que solamente otros niños lo podían ver, más no tolerar su presencia por que no estaba en este mundo. En mi sueño decían los mayores que lo podían sentir, que siempre su presencia estába ahí, pero que nunca lo vieron. Los perros siempre ladraban al pie del árbol en dónde decían que el pequeño vivía.

Soñaba que me preguntaban por el pasado de esa casa, qué historía tendría, qué habría ocurrido, qué sabía yo; por qué estaba sucediendo eso, si algún otro niño había visto lo que hoy sucedia. En mi sueño siempre dije que nunca aconteció algo similar, nada siquiera remoto a lo que platicaban.

Como buen sueño, la descripción del niño me pareció curiosa, decían que tenía la cabecita de lado, que se subía al árbol de la manera más ágil, que bastaba que un adulto le dijera que se fuera para que emprendiera la partida. Pero que él solo quería jugar.

Recuerdo que en mi sueño me preocupé, que sentí la piel de gallina, sudé y hasta dudé en salir al lugar dónde estaba el árbol. Ladraba el perro en ese rumbo y más me estremecía, nomás pensaba qué tan de lado tendría la cabeza el pequeño, qué tan arriba del árbol lo habría hecho retroceder el perro, por qué estaba sucediendo esto y no sé que otras tantas tonterías que vienen en cadena cuando atraviesa uno por un temor, pero al final de cuentas estaba solamente soñando.

En mi sueño no podía dejar que el miedo fuera victorioso y empezaron a presentarse otra serie de imágenes y otra serie de argumentos de por qué no debía seguir temiendo. Finalmente opté por ponerme debajo del árbol y hablar de frente, preguntarle qué necesitaba (que por lo menos nosotros no lo necesitábamos ahí). Sin embargo, le dije, que pediría por lo que a él lo tuviera penando; pero que ese lugar era un pedazo de algo muy grande, que se forjó sin miedos. Recé un par ó más de oraciones, recordé a mi difunto Padre y simplemente volvía a al interior de mi casa.

Tengo el recuerdo de que se me dijo que jamás volvieron a sentirlo, que solo vieron un viejo gato negro por el árbol. Ningún niño tuvo miedo de volver a jugar ahí.

En el alba de esa mañana mis oraciones fueron en la vigilia, mis temores al igual que en el sueño solo están en el subconsciente. Basta pararse en frente de ellos y tal vez digan que jamás los volvieron a ver.

4 comments:

  1. Amiguito! No hay duda que la mejor manera de eliminar nuestros miedos es enfrentarlos, pero ah como cuesta coraje hacerlo, incluso en sueños! Te mando un beso y escribe mas seguido que me encanta leer lo que escribes :)

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  2. estoy totalmente de acuerdo: ger, we need YOU!!

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  3. Hi Olga,

    I just left you a long overdue comment on one of your older comments. Please check back to the An Englishman in my home article from January.

    It was a truly brilliant day which always brings a smile to my face. Who could ever forget those wigs? Hopefully everyone if I go into politics :-)

    Thanks Mark

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  4. Excelente cuento, espectacular mensaje, forma impecable, muy bueno, FELICITACIONES!

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