LA MEMORIA IMPROBABLE

En la acostumbrada puerta abierta de todos los días, con el mismo entorno de cosas que cambian sin que lo perciba o tal vez no lo quiera concebir de esa forma, la forma del tiempo, la forma que nunca comprenderé, la forma que llenará mis recuerdos y que será mi tiempo único cuando los presentes del futuro no me indiquen vitalidad o razón; en ese lugar, en donde la ejecución del vecino al raspar la escoba contra el piso y el coro nada estético de los perros opaca cualquier cántico de los pájaros, los cuales sí saben su oficio y que viven ajenos al cuadro del que forman parte, es preciso materializar mi pensamiento, para que no sea otro alba cómplice del olvido y, que esta historia que apenas empieza, al igual que todas, no cumpla con un fin en la trama.

Mágico el camino donde nos encontramos, donde supimos que el universo tenía sus planes para nosotros, aunque sabemos que serán breves en lo que a mí se refiere, pero brevedad conduce intensidad entre los queridos. Yo los elegí, siempre lo supieron, el porqué fue tal vez la perdición, para todos, debo admitir. El miedo al inicio tomó forma evidente, hoy lo único que aterra es la verdad que no conocen y de la cual yo soy el único testigo real.

Puedo hacer alarde de que mis funciones cotidianas se limitan a cuatro o cinco cosas, pero mi sensibilidad dista de ser un ascua de luz. Yo soy quien ha estado a solas en lo particular, yo sé lo que el silencio individual representa, lo que su pensamiento contiene, pues sin más el habla sale y se dirige a mí. Yo escucho. Sé el sentimiento, sé que es auténtico, pues lo auténtico es privativo de lo que es fiel a sus orígenes y convicciones.

Las formas, el problema de las formas, como en el tiempo, son las que nos confunden, son las que quisiera poder explicar, pero tengo limitaciones de índoles muy peculiares, casi agradables, pero no está bien que continúe hablando de mí si en estos momentos es lo que menos importa.

Yo he visto quién llora por quién, quién grita, quién disculpa, quién perdona; conozco el efecto de dos gotas de agua que forman una y esa una olvida la fusión, la fusión que pertenece a una eternidad sin tiempo real alguno. Curioso que la fusión de sentimientos, en su indescifrable contexto, tenga más significancia lo que no se puede explicar, pero que sin duda sabemos que existe.

No sé por que casi 14 años se asocien con cantidad, que yo sepa no existe carga alguna, fácilmente vienen los recuerdos, según dicen, y puedo jurar que saben de su pacto, pues yo lo constato aunque solamente tengo 4 años, pero créanme que todo es la verdad, si existen como uno. Lo único que no puede ser verdad de todo lo que he narrado es mi memoria, pero mi presencia y mis sentimientos son genuinos, como los de mi género, como mi raza, como mascota de ellos, soy el que contempla el tiempo en la acostumbrada puerta abierta de todos los días.



Hermosillo, Sonora, México; 14 de febrero del año 2003.


Ese Verdell es muy inteligente!!!