Wednesday, December 30, 2009

Life according to me, lesson 10

 Always be happy! to be here, to be almost there, to be with, to almost be with and to have such a clear idea of what life is about - VIVA LA VIDA!

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Friday, December 18, 2009

Catharsis

What would happen if I change my attitude? If all of the sudden I am mean, I am careless, I am destructive and unfair? What difference would it make?

Maybe not to the world, maybe not to society, but to me?

Would it be better?
Would it be nice?
Would it be fair?
Would it be neat?
Would it be cool?
Would it be a treat?

Why do we do the things we do? Who do we need to please or render tribute? Why is it cool to be good people when the rest of the world is acting like chipmunks?

Is there any guide? Is there any treaty? Is there a good source to find a good reason?

At the end of the day it is me and my soul… it is me and my conscience… it is me and my God.

Who is God? Who is my Soul? Who is my Conscience to tell me so? It is me, it’s my instinct… it’s my love and my feeling. It is YOU, our LIFE it’s the good that we FIND.
Treat you well, act accordingly. No rewards no good findings.

Just myself, just me, lonely.

Just my trust, just the calm.

Just the good feeling, lonely.

Friday, December 11, 2009

Life according to me, lesson 9

The best of us arises in difficult times...right after the worse of us takes over and we try to blame others for our own inability to find the way...wake up and smell the coffee! right here, right now, you have the chance to come back, bigger and better...I live for this.

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Friday, December 4, 2009

Gus the whale

Las Vegas, Nevada. December 2, 2009.





I was waiting for my dinner, at The Pub. Having a nice Murphy’s red and listening to the bar singer decently pulling off a Garth Brooks tune that made me call my sister. I wondered about the pub’s logo: a big whale spouting fire. I wondered. Could it be Moby Dick? Is Melville even Irish, anyway? The bartender was a nice guy, probably in his mid 40’s or early 50’s . Hard to tell. He started talking to me, not in a rude –hitting on me – kind of mode, but in a friendly – I love my job - way. So I asked: why the whale? Is it Moby Dick? And then he said: oh no, it’s BIGGER than Moby. It’s Gus. Do you know about Gus?, he said. And then the story came, while sipping my Irish beer and listening to the pub’s singer version of Friends in low places.



Legend has it that back in the 1500 or 1600’s, European pirates where sailing the Caribbean, when they spotted the biggest sea creature ever seen: it was a whale, bigger and longer than their boats. They went greedy and opened fire with all they’ve got. But the creature got mad after all this teasing with tiny little bullets, so it came after the big pirate boat, opened it’s big wide mouth and swallowed the whole boat, pirates and armor included. It didn’t take much for Gus, the Whale, to ingest the entire pirate crew, boat and all.

Dead silence. Full whale… but then, an intense fire came out from its spout… and so the whale continued sailing the wide sea.

From that time on, every time you see a whale spouting fire, is either that it ate the powder barrels from a pirate ship or that the sturdy pirates are still in it, smoking their cigars and firing their pistols from the creatures underbelly, trying to get out of it.

I liked the story, it was better than expected. It is always a good feeling when you find somebody enjoying their work, giving you their best in an environment so easily corrupted by the sad look of the occasional depressive drinker or the bitter foreigners hiding from the loud singer that is too much for their phlegmatic taste.

Wednesday, December 2, 2009

EL DÍDIMO


Hermosillo, Sonora, México; 25 de enero del año 2005


En sus pensamientos siempre tuvo una resolución muy simple: hacer lo que él quería. Bajo ese limpio razonamiento Cortacio Buelna decidió de una vez regir su destino, el de su familia y de lo que sería su negocio. No se requería de gran imaginación para que de un golpe se eliminara todo aquello que tuviera un grado de dificultad, de pericia o todavía de aquello que tuviera que ver con la voluntad de hacer.

Cortacio Buelna era de las pesonas que con determinación habían decidido hacer de la inercia un arte y, como tal, acorde a una disciplina enérgica, de no entrometerse en el destino que los astros querían. Un mínimo esfuerzo podría cambiar la inercia, nada peor para el que apuesta en grande al favor de esas fuerzas.

Entre las coronas ganadas por Cortacio, por los logros a base de inercia, tendríamos como estelar el abdomen pronunciado, desparramado y fuera de cualquier forma estética que pudiera adoptar “algo” en el universo; abdomen o crítica del ser físico que rechaza lo que le dio origen, efecto que la química da a todo aquello descompuesto o adulterado. Otra de las coronas era su semblante, franco, sincero, de pronunciada estupidez, que había logrado para sus planes y “acuerdos” con los astros. Las demás coronas no ameritan descripción, seguían los patrones.

Cortacio Buelna, creyente de la naturaleza, de la mutación para la sobrevivencia, concibió una estrategia para seguir en su estado inmóvil, sin tener que molestarse en la delegación directa de los quehaceres cotidianos que lo podrían abrumar, tuvo la clarividencia de idear un plan que le daría el control de su destino y de su forma de vida a una potencia nunca antes imaginada, un plan maestro que, incluso, lo ocultaría de las voces críticas, que le repudiaban su estilo, de los que compadecían a su familia, de los que, en cierta forma, envidiaban su vida franca.

El plan era sencillo, como era de esperarse, pero no eran muy diferente de muchos otros, solamente debía explotar una necesidad, o más bien un gusto con valor, y como buen observador, en su ángulo de la estática, ubicó quién desearía “la mercancía”. En una comunidad en crecimiento, la fuente de la felicidad eran los pequeños descendientes, quienes imaginaban la compañía de algún cachorro.

Difícil de creer carencia similar, pero el azar parece tener pactos en primera instancia con los análogos de Cortacio. La concepción era buena, la dificultad para obtener el pequeño animal podía superarse gracias a fuentes y cuestiones de las circunstancias. Un pequeño perrito macho venía en camino, pero no vendría sólo, vendría con el complemento natural de más de edad, con la madurez necesaria para iniciar la idea de Cortacio Buelna.

La afirmación de que la naturaleza siempre hace su trabajo no es del todo cierta, lamentablemente, para Cortacio, hubo necesidad de esfuerzos, mínimos, pero fueron ejecutados, pero que importaba, era cuestión de meses para que el pequeño macho estuviera en su momento; el negocio era inminente y la puja por los futuros cachorros ya había comenzado, el plan adelantaba por mucho a lo que se había imaginado Cortacio, no habría que hacer más; la competencia sería nula, jamás una hembra saldría al dominio de alguien.

Ante la emoción y cantidad de planes que circulaban sin parar en el mundo de Cortacio Buelna, arribó el noveno mes del cachorro, etapa en que la anatomía muestra su cauce, en la mayoría de los casos, en éste, el dídimo no apareció en la superficie y con ello tampoco surgirían los sueños de Cortacio. Sin esa pareja nada se podía hacer, todo quedaba arruinado. Cortacio maldijo su desgracia con el mayor esfuerzo que jamás le hubieran visto; nadie lo entendió, por qué no había nada que entender.


En la soledad, Cortacio comprendió que el universo trasciende más allá, que aún las fuerzas inertes producen consecuencias infinitas y que los seres sólo tratan de canalizarlas. El mundo reducido a la potencia de Cortacio era abrir consecuencias sobre consecuencias. Un estilo de vida representaba una concepción del mundo, por lo que habría otros más que se ubicarían junto con él, sólo era cuestión de tiempo para el choque. El universo hizo lo simplemente lo suyo.